La colocación de carteles advirtiendo del posible desprendimiento de piedras es absolutamente insuficiente e ineficaz para evitar posibles accidentes.
La colocación de carteles advirtiendo del posible desprendimiento de piedras es absolutamente insuficiente e ineficaz para evitar posibles accidentes.
Desde hace semanas en la fachada de la Iglesia de Santo Domingo de la calle Santo Domingo hay colocados unos carteles de muy pequeñas dimensiones que pretenden avisar del peligro de desprendimientos de piedras.
Hemos preferido esperar porque creíamos que sería una medida provisional mientras no se tomara otra que garantizase de manera efectiva la integridad física de los transeúntes por esa acera. Pero al parecer es la única medida de prevención que se va a tomar para evitar que los desprendimientos de cascotes de la cornisa superior, que se encuentra en muy mal estado de conservación, puedan alcanzar a cualquier ocasional transeúnte.
La Gerencia Municipal de Urbanismo ha debido tomar hace tiempo cartas en el asunto, primero para evitar que los peatones puedan pasar por el tramo de acera correspondiente a esa fachada y segundo, obligar a los responsables de la iglesia a tomar medidas encaminadas a evitar el progresivo deterioro de al menos de las fachadas del templo, ya que esta iglesia es patrimonio de la ciudad.
Este es una prueba más del desinterés de un equipo de gobierno PSOE-CIS por la conservación del patrimonio histórico- artístico de la ciudad. Casa Grande Arizón, la casa apuntalada del Carril de San Diego, el Palacio Municipal y, recientemente, el auditorio de la Merced son buenos ejemplos de que la conservación del patrimonio de la ciudad no está en el centro de interés de PSOE-CIS.
IU insta a la Gerente de Urbanismo, Mónica González y al alcalde, Víctor Mora, como Delegado Municipal de Urbanismo que de inmediato tomen las medidas oportunas recogidas en las ordenanzas municipales para estos casos, de lo contrario serán los responsables de los posibles accidentes que pudieran ocurrir, hecho que de ningún modo deseamos y, del mismo modo, serán responsables del deterioro de un patrimonio de la ciudad cuya conservación para las generaciones venideras tienen la obligación preservar.