Sabemos que para cambiar el régimen económic
Sabemos que para cambiar el régimen económico tiene que haber cambios políticos y hacer políticas para los millones de ciudadanos y ciudadanas que sufren la crisis. Por ello, en este momento más que nunca, debe estar ligado el trabajo institucional con el social para avanzar hacia una democracia plena, una sociedad con una mayor calidad democrática.
Es por lo nos parece fundamental que la ley electoral deba ser cambiada para que los resultados electorales y el reparto de escaños representen más fielmente el sentir de los ciudadanos.
Un modelo de democracia avanzada necesita una sociedad civil fuerte y vertebrada, en la que las organizaciones y colectivos sociales contribuyan a la democratización y transformación de la sociedad. Para ello, Proponemos el Estado Social Participativo que, manteniendo la centralidad de lo público, promueva el interés colectivo, la equidad y la solidaridad con vocación de superar los rígidos esquemas burocráticos del Estado del Bienestar, mediante la descentralización del poder y la articulación de mecanismos participativos que permitan un proceso de toma de decisiones más coproducido, más consensuado con los propios ciudadanos y ciudadanas.
Proponemos consensuar con los agentes sociales la reforma de los mecanismos de participación directa de los ciudadanos (Iniciativa Legislativa Popular, incluyendo la modificación de leyes orgánicas, Referéndum y consultas populares a nivel municipal) a fin de que puedan ser instrumentos adecuados, factibles y vinculantes para canalizar dicha participación.
En esta misma línea, proponemos democratizar el funcionamiento de las instituciones públicas como mejor herramienta de acabar y prevenir la corrupción, mal endémico de nuestra democracia. Esta regeneración democrática no será posible sólo con cambios legales o institucionales, deberá acompañarse de un cambio cultural y de una autorreforma de los propios partidos políticos.
La corrupción es un cáncer para la democracia y causa de desprestigio de la política y lo público. La corrupción no es sólo un problema moral sino estructural con raíces económicas y sociales. Habrá que desarrollar medidas para asegurar el comportamiento ético de los cargos públicos: regulación estricta de incompatibilidades, medidas contra el transfuguismo, declarar los bienes patrimoniales, ley expropiatoria de bienes adquiridos mediante prácticas corruptas, etc., así otras para que la tolerancia social frente a la corrupción sea nula.
Una democracia plena demanda de una mayor transparencia en las instituciones públicas, ello requiere que toda persona pueda tener acceso a la información de cualquier índole, como derecho fundamental, en poder de cualquier autoridad pública.
Avanzar en la separación efectiva de Iglesia y Estado supone la existencia de las condiciones políticas, jurídicas y sociales que permiten garantizar el derecho al pleno ejercicio de la libertad de conciencia en cualquiera de sus manifestaciones y en un plano de igualdad. Para ello proponemos entre otras medidas, la eliminación de cualquier tipo de financiación pública, exención fiscal o administrativa, donación de suelo público o subvención directa a instituciones religiosas, así como, la financiación pública para los centros educativos con ideario religioso u otro que suponga exclusión y segregación ideológica o de cualquier otro tipo para el alumnado.
Los actos confesionales no tendrán carácter “oficial”. Ningún funcionario público participará en su condición de tal. No debe haber ninguna ostentación de fe en la Jefatura del Estado.
Estamos convencidos de que la democracia en nuestro país no podrá ser plena hasta que no se recuerde y dignifique la memoria de las víctimas del franquismo y restituir los derechos perdidos para ellos y sus descendientes; ello ha sido, es y será un eje fundamental de la política de Izquierda Unida.
Necesitamos, por tanto, un cambio político sustancial que conlleve un giro económico, social, cultural y ético radical. A este cambio la izquierda plural que representa Izquierda Unida se llama III República.
En resumen, volvemos a pedir el voto para Izquierda Unida. En Cádiz está a nuestro alcance conseguir un escaño de diputado para Manolo Cárdenas. Y estamos seguros de que será el mejor representante que los sanluqueños y las sanluqueñas tendríamos en Madrid.