Se pueden poner muchos ejemplos que muestran la incapacidad del equipo de gobierno de realizar una mínima gestión en la búsqueda de soluciones a determinados problemas. Hay un par de ellos muy significativos que muestra meridianamente esta incapacidad: la casa en ruina del carril de San Diego y la tubería abandonada que cruza longitudinalmente por la superficie la playa de Bajo de Guía. En ambos casos, se pretende dejar languidecer el problema, procurando no mencionarlo ni por activa ni por pasiva y así disimular la incapacidad de gestión y desidia para solucionarlo.
El lamentable aspecto de abandono y dejadez de la playa de Bajo de Guía llama la atención a propios y extraños durante todo el año, pero toma especial relevancia en la época estival, por aquello que se incrementa significativamente la afluencia de visitantes a esa zona para disfrutar de las excelencias gastronómicas de la cocina sanluqueña.
La tubería es un proyecto que se fue frustró, nunca llegó a funcionar despilfarrándose con él mucho dinero público. Se pretendía con ella trasladar el agua depurada desde la estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de las Piletas hasta los campos de la colonia. Ahora representa un residuo peligroso, al estar compuesta de fibrocemento o uralita, que retirarlo resulta muy caro, por tanto. Siendo este hecho por el que nadie quiere afrontar los trabajos de retirarla.
Ninguna de las administraciones con competencias ni, por supuesto, nuestro Ayuntamiento, quieren afrontar el problema, inhibiéndose irresponsablemente por aquello de que es la Comunidad de Regantes quien tiene la concesión administrativa de ocupación de dominio público.
Hasta ahora, lo único que se ha hecho es realizar aportes de arena para tapar la tubería, para con ello disimular de manera vergonzante la existencia de este residuo peligroso para la salud pública y que tanto perjudica a esa zona especialmente visitada de nuestra ciudad. Nuevamente dinero público despilfarrado, porque en pocas mareas de nuevo la tubería vuelva a aflorar.
Por otra parte, la existencia de numerosas barcas abandonadas, que a la vez de suponer un nuevo peligro para los usuarios de la playa, refuerza de nuevo la sensación de una dejadez y abandono impropio. Tampoco dispone del equipamiento imprescindible de las otras playas urbanas de la ciudad como papeleras, duchas, rampas de acceso, punto de vigilancia de socorrismo; es como si fuera una playa fantasma o en la que esta prohibido el baño, sin que el ayuntamiento se ocupe de dotarla y acondicionarla con estos servicios mínimamente.
Para IU esta es la realidad que se quiere tapar con la Q de Calidad Turística que ya todos sabemos a cambio de qué se obtiene. Año tras año, la alcaldesa pone todo el aparato propagandístico, pagado por todos los sanluqueños, a su favor para vender las excelencias de las playas sanluqueñas frutos de su buena gestión en las mismas, olvidándose de esa otra realidad que representa el lamentable estado de la playa de bajo de Guía, que sin duda afecta de manera decisiva al definitivo despegue del turismo en nuestra ciudad.